lunes, 13 de octubre de 2014

Conmigo o contra mí.

El recurso de la fuerza, el odio o la subversión de las palabras no es la forma más adecuada para resolver problemas políticos como el hecho diferencial de Cataluña.

Una sociedad plural no puede plantearse con un estás “conmigo o contra mí”, porque pierde calidad democrática. Esto está ocurriendo en Cataluña con las manipulaciones y mentiras, sobre todo cuando los nacionalistas dicen y repiten “España nos roba”. Es algo inmoral culpar a andaluces, extremeños o madrileños de la mala gestión económica de la Generalitat.

Confucio decía que si las palabras no son las adecuadas, los hombres no saben cómo actuar, reina la confusión y el orden social se desploma. Algo así sucede en Cataluña con la subversión permanente de las palabras. El proceso independentista se tapó con la máscara de “transición nacional”, la autodeterminación pasó a ser el sugerente “derecho a decidir” y el referéndum se disfrazó de consulta, y últimamente nada menos que de consulta no referendaria.

Laboriosos juristas catalanes han hecho un esfuerzo vano por encubrir lo que desde el principio estuvo bien claro: la anticonstitucionalidad de la vía elegida por la Generalitat para acceder al Estado catalán independiente. Mas debería tener en cuenta que el odio, y no los argumentos, suscitan las emociones colectivas. De hecho, esta sería la peor herencia que quedaría del conflicto catalán, muy por encima de los resultados políticos, el odio de unos contra otros dentro y fuera de Cataluña.

¿En este conflicto se habrá cerrado la puerta a la esperanza o todavía nos queda la salida de la reforma constitucional? Depende de Mas y Rajoy y del arbitraje del Rey, en su condición de árbitro del funcionamiento de las instituciones, buscar una salida a esta grave situación. Todo menos estrellarnos en este callejón sin salida, por la torpeza y empecinamiento de unos políticos que no nos merecemos los españoles. Y si no valen, que se vayan.

Ángel Luis Jiménez Rodríguez

domingo, 5 de octubre de 2014

Los desayunos de la Cámara de Comercio.

El día 29 de septiembre, en los desayunos empresariales de la Cámara de Comercio, se presentó el proyecto de implantación de un recinto fiscal de la Zona Franca de Cádiz en el Área Logística de la Bahía de Algeciras, así como otros desarrollos logísticos previstos para impulsar el tejido económico comarcal y regional y capturar más tráficos del Estrecho.

Los ponentes fueron Miguel Paneque, Director de la Agencia Pública Puertos de Andalucía, y Jorge Ramos Aznar, Delegado especial del Consorcio Zona Franca de Cádiz, que calificaron el Campo de Gibraltar como la plataforma logística del sur de España y Europa por su situación geoestratégica al servicio de la ruta del comercio mundial este-oeste y las rutas emergentes norte-sur.

Sin embargo, obviaron lo más importante, que ese impulso económico no será posible si no se completa la red de infraestructuras ferroviarias de los Corredores Atlántico y Mediterráneo,  sobre todo la línea Madrid-Algeciras a través de Bobadilla, que tiene paralizada el PP por falta de compromiso e inversiones con Andalucía. No lo digo yo, lo dice el Ministerio de Fomento a través de sus portavoces: El Corredor Central, por ahora, no pasará de Madrid.

Por tanto, cómo vamos a capturar más tráficos del Estrecho o de Europa, si no resolvemos previamente el tema de las comunicaciones terrestres, vía carretera o ferrocarril. Hasta la Dirección General de Transportes y Movilidad de la Unión Europea le ha recordado al Gobierno de Rajoy que España cuenta con dos corredores que cruzan el país, cuya construcción es prioritaria, y que ambos terminan en Algeciras.

El objetivo del proyecto europeo “Conectar Europa” es invertir en infraestructuras para generar crecimiento y empleo a corto plazo y, a la larga, mejorar la calidad y seguridad del transporte sostenible con una Red Básica de Transportes que incluye los dos corredores señalados. Todo esto forma parte de la legislación europea aprobada por el Parlamento el pasado año, y que todos los países están obligados a implementar.

Solo tenemos hasta el 26 de febrero de 2015 para presentar el proyecto Algeciras-Bobadilla.  Una vez validado y refrendado este proyecto por la Comisión recibiría la cofinanciación europea del 40%, pero qué pasa con el 60% restante. Hasta esa fecha tope indicada se validarían los proyectos a ejecutar antes del 2020, si no habría que esperar al 2030.

No entiendo como el Gobierno de la Nación, su Ministerio de Fomento y la Dirección General de Puertos del Estado niegan la realidad del primer Puerto del Mediterráneo y el quinto de Europa, impidiendo su desarrollo portuario y la conectividad de la Comarca, lo que facilitaría el crecimiento y el empleo en una zona todavía muy deprimida como el Campo de Gibraltar con un 35% de paro.

Ángel Luis Jiménez Rodríguez

Tánger y Algeciras.

Los puertos de Barcelona y Valencia con la ayuda del Gobierno están tratando de desbancar al puerto de la Bahía de Algeciras del puesto que ocupa entre los grandes puertos europeos. Nuestro Puerto ha conseguido ese puesto con talento, esfuerzo y trabajo y con poca ayuda del Estado. No entiendo, ¿o sí?, las trabas de la Dirección General de Puertos del Estado, el Ministerio de Fomento y el Gobierno del PP para impedir el desarrollo portuario y la conectividad de la Comarca, pues ello facilitaría el crecimiento y el empleo en una zona todavía muy deprimida y con un 35% de paro como es el Campo de Gibraltar. Sin embargo, el objetivo europeo es apoyar las inversiones en infraestructuras para mejorar la calidad y la seguridad del transporte sostenible a lo largo de la Unión Europea, pero especialmente en los puertos del sur de Europa al estar saturados los del norte. De todo esto, y de la marginación y abandono del Campo de Gibraltar, los populares en algún momento tendrán que dar explicaciones, especialmente el alcalde y diputado Ignacio Landaluce.

Triste es decirlo, pero el Gobierno de Rajoy debería fijarse en el Gobierno de Marruecos que está haciendo todo lo necesario para hacer de Tánger, a 14 kilómetros de nosotros, una metrópoli moderna con el puerto de mercancías más importante del Mediterráneo. Esta zona de Marruecos ha estado marginada durante muchos decenios por el difunto rey Hasan II, pero ha tenido proyección internacional por culpa del narcotráfico, la inmigración y el salafismo. Hoy, hay un centenar de proyectos en marcha (o por ejecutar) que tienen levantada la ciudad de Tánger. Un nuevo tren de alta velocidad -el primero de África- conectará el próximo año Tánger con Casablanca. Se ha abierto una nueva autovía de Tánger con Marraquech, se está construyendo un palacio de congresos, hospitales, colegios, mezquitas, parques y un estadio… Y trabajan sin descanso para conseguir su gran objetivo de hacer de Tánger, una ciudad de más un millón de habitantes, el principal puerto del continente y el primero del Mediterráneo, puesto que ahora ocupa el de Algeciras con 4,5 millones de contenedores al año.

La gran apuesta de futuro de la ciudad tangerina es captar la mayor cantidad posible de las mercancías que navegan por el Mediterráneo dentro de millones de contenedores, procedentes de los cinco continentes. Por el Estrecho de Gibraltar pasan cada año 100.000 barcos, el 20% de la carga que se mueve en todo el mundo. Y aunque la competencia es mucha, el puerto de Algeciras tiene ahora el liderazgo en el Mediterráneo tras un vertiginoso crecimiento los últimos años. Ahora, Tánger aspira a arrebatárselo gracias a su nuevo puerto, llamado Tánger Med, inaugurado en 2008, desbordado y batiendo records algunos días punta de este verano, y con una ampliación que se espera acabar en 2015 con ayudas del Estado marroquí y la Unión Europea.

Sin embargo, esta misma semana el PP rechazó una Proposición no de ley del grupo Socialista en el Congreso de los Diputados para impulsar los corredores Central y Mediterráneo a su paso por Andalucía, proyectos que financiaría en un 40% la Unión Europea. Qué pretende el PP estrangulando el puerto de Algeciras y dejándolo solo como puerto de trasbordo por falta de conectividad. A quién beneficia esa política cicatera, mezquina y miserable que escatima lo que se debe dar al primer puerto del Estado. ¿Será porque está situado en Andalucía? No lo puedo creer, ¿o sí? Preguntas sin respuestas, que el ciudadano tendrá que contestar a la hora de votar en Mayo.

Ángel Luis Jiménez Rodríguez