Sin dialogo y tolerancia no hay futuro para la convivencia
entre dos vecinos que viven separados solo por una Verja. Y lo que nunca se
debe hacer, aunque se esté haciendo, es utilizarla como mercancía o espacio de
enfrentamiento entre dos comunidades obligadas a entenderse.
Ayer unos reventadores enemigos de la libertad y la
democracia impidieron que el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo,
diera en la Politécnica de Algeciras una conferencia sobre el contencioso de
Gibraltar. Mal uso se hizo del derecho de manifestación y protesta con tanta
violencia e insultos, y además se atentó contra el derecho a la libre
expresión. Porque esa actitud intolerante, que fue la que impidió a Picardo
expresar libremente su opinión y suspender su conferencia, siempre termina en
un fracaso para todos. Nunca antes se había suspendido un acto académico en la
Universidad de Cádiz. La situación es grave porque una minoría, que había
perdido la razón, pudo hacer que mediante insultos y protestas se consiguieran
abortar los derechos democráticos de una mayoría, que si quería escuchar a
Picardo hablar sobre Gibraltar, sus relaciones con la zona del Campo de
Gibraltar y las oportunidades de cara al futuro.
El dirigente gibraltareño tuvo que salir del recinto
académico escoltado por agentes de la Policía Nacional y acompañado por los
gritos e insultos de los manifestantes poniéndolo de “fascista” y “asesino”.
¿Por qué? El Ayuntamiento de Algeciras, colaborador en estos cursos, también ha
entrado en la polémica emitiendo un comunicado donde expresa su rechazo a que
el ministro principal de Gibraltar pronunciase una conferencia en un acto
académico organizado por la Universidad de Cádiz en la Politécnica de
Algeciras, y señalando que no veía “conveniente” la presencia de Picardo en la
ciudad “en estos momentos”. Pero, cuál es el momento para hablar o dialogar, si
siendo vecinos por necesidades mutuas estás obligado a entenderte. Y por qué un
interlocutor válido para ese dialogo como el ayuntamiento se niega a ello,
sabiendo además que con su actitud está interfiriendo en la convivencia, pero
también en la independencia académica y universitaria.
La ponencia de Picardo estaba incluida dentro de las
actividades docentes y de extensión académica de la sede de la facultad de
Derecho en Algeciras. Además se enmarcaba en un ciclo de intervenciones sobre
Gibraltar desarrolladas en los Cursos Internacionales de Otoño de la
Universidad de Cádiz, donde también se contó con la presencia de representantes
de la Administración española como el delegado especial del Ministerio de
Asuntos Exteriores para el Campo de Gibraltar, Julio Montesinos. Ponente que
cerró su intervención el miércoles diciendo que en el asunto de Gibraltar todo
depende de la voluntad política de las partes en litigio, y que sin diálogo
nada es posible.
Montesinos también informó sobre la aprobación al final del
periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas de este año de
una resolución en la que “se hablará de soluciones definitivas, que respaldan
el proceso de Bruselas (1980) con un mensaje de diálogo y cooperación”. Y que
“en el foro de diálogo deben estar el Campo de Gibraltar y Gibraltar pero al no
haber un mecanismo que regule la situación, las Naciones Unidas exhortan al
diálogo informal ad hoc, es decir, sin esquemas ni composición prefijada”.
Además, sin introducir cuestiones de soberanía, que es lo que bloqueó el primer
foro tripartito entre Gibraltar, el Reino Unido y España.
En el mismo sentido se manifestaba la alcaldesa de la Línea,
Gema Araujo, ponente de la mesa redonda del miércoles -a la que no asistió ni
el ayuntamiento de Algeciras, ni el PP pese haber sido invitados-, sobre la
convivencia transfronteriza Gibraltar-Campo de Gibraltar, y con la que se puso
fin al seminario. La alcaldesa linense consideró que La Línea “había sido la
eterna perjudicada de las decisiones que desde las políticas de Estado se han
llevado a cabo con Gibraltar”, entre ellas el cierre de la Verja. Lamentando
que no se hubiera diseñado a largo plazo ningún plan estratégico para su
población “gobierne quien gobierne”. En su opinión “si hay algún municipio
legitimado para alzar la voz, era La Línea” y rechazó las voces de quienes
dicen “que tenemos que sacrificarnos por el interés general”. Al final, abogó
por el diálogo y la buena vecindad, lo que en el fondo buscaba el Foro
tripartito, que ya hubiera resuelto el tema de los controles de la Verja, los
problemas de la pesca y de los bloques de cemento lanzados al mar.
De todo este asunto me parece un gran error la estrategia
que sigue el Gobierno actual dinamitando
el puente de diálogo que existía con el Foro tripartito, sin tener alternativa,
y utilizando la presión para que Gibraltar se avenga a dialogar sobre la
soberanía. No han aprendido nada de la historia reciente, las presiones solo
sirven para hacer más fuertes a los gibraltareños. Porque están acostumbrados a
sobrevivir sin nosotros y eso lo sabe cualquier vecino de esta comarca, tienen
una economía que les permite encontrar soluciones a sus problemas de
aislamiento. Aunque lo más grave, y que muchos sospechamos, es la
utilización del conflicto de Gibraltar
como cortina de humo para obviar las corrupciones del Partido Popular y que se
hable menos de los graves problemas económicos de nuestro país.
María José y Ángel Luis Jiménez