Estoy
alarmado por una noticia aparecida esta Semana de Pasión, la campaña iniciada
por las Nuevas Generaciones (NNGG) del PP en Castellón contra el
“adoctrinamiento” en las aulas. Según ha explicado el Partido Popular, se ha
creado una herramienta de denuncia anónima para que los estudiantes denuncien a
los profesores que hagan un uso inadecuado de la libertad de cátedra. Aunque lo
que pretenden es confundir a los alumnos llamando adoctrinamiento al
pensamiento crítico, la reflexión y el debate. Esta denuncia sería trasladada
posteriormente, según informa el presidente provincial de NNGG, Gonzalo
Castellón, a los “organismos competentes”. Pero qué locura es esta.
Triste
es decirlo, pero esta información me hace pensar que los vicios mentales de la
dictadura aún siguen vivos, y esta es una demostración muy clara de ello. Estas
cosas solo suceden cuando la peor derecha recupera el poder político -el poder
económico nunca lo han perdido- y pone en práctica pensamientos
antidemocráticos y viejos vicios que cada día se están haciendo por lo visto
más reales y visibles. Y además sin ningún pudor como ocurre con esta llamada
herramienta de denuncia anónima, que lo único que pretende es sembrar miedo y
crear enfrentamientos entre alumnos y profesores, en una actitud más propia de
una dictadura que de una democracia.
Y
seguimos sin querer reconocer la mucha herencia recibida no precisamente del
socialismo, sino del franquismo, como son el clientelismo en la vida social y
laboral; la falta de trasparencia en las instituciones; el desprecio por lo
público; la no existencia del concepto de ciudadanía; el menosprecio de la
ciencia y la cultura; el desprestigio de la educación; la desigualdad de trato
ante la justicia; el temor a la innovación y al cambio; la reverencia al poder
y al dinero; y una particular alergia a la participación política.
Estas
son las maldades o pensamientos antidemocráticos con los que convivimos todos
los días gracias a este Gobierno. Pero parece que no es suficiente y necesitan
algo más como la desconfianza más absoluta a todo pensamiento crítico y a las
personas que lo ejercen. Para ello emplean la estrategia de acoso y derribo,
utilizando descalificaciones, falsedades e insidias contra el prestigio de las
personas honestas, buenas y honradas que se les opongan. Porque saben que
si derriban a los honestos, buenos y honrados nos quedamos sin referencias y
sin lideres a los que mirar y seguir. ¡Malvados!
Ángel Luis Jiménez Rodriguez