viernes, 28 de septiembre de 2012

Ser libre o descansar.

El Gobierno sigue sin dar explicaciones sobre la actuación policial en las concentraciones de Madrid del 25 y 26 de Septiembre. Estas  se han cobrado un precio muy elevado de ciudadanos heridos y detenidos y una imagen distorsionada del país. Estos hechos me plantean como ciudadano una serie de preguntas que espero me ayuden a reflexionar sobre cual deber ser mi actitud personal. Una, ¿quién me protege de la agresión policial y de la represión gubernamental si ejerzo mi derecho ciudadano de manifestación? Dos, ¿quién me protege de la manipulación de la información de TVE y otros medios sobre las concentraciones y manifestaciones ciudadanas? Tres, ¿quién protege mis derechos constitucionales de expresión, manifestación y asociación, pilares fundamentales de nuestra democracia? Cuatro, ¿por qué no se obliga a los agentes del orden público a estar identificados de forma visible como garantía frente al abuso? Cinco, ¿por qué se usa a la policía de forma partidista socavando su autoridad? Seis, ¿por qué no se reivindica la desobediencia civil como un deber para enfrentarse a las violaciones de derecho que practica el Gobierno? Siete, ¿por qué no se cultiva o se fomenta el pensamiento crítico tan necesario para que la gente esté debidamente informada? Y todo esto me lleva a un pensamiento atribuido a Tucídides: “En la vida se tiene que escoger entre ser libre o descansar”. Ante esta situación de crisis económica, social y moral de nuestra joven democracia no podemos permitirnos descansar más. Hay que comprometerse y predicar con el ejemplo, porque la revuelta social e intelectual para cambiar a este país siempre debe empezar por uno mismo.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La reforma del Código Penal y el 25-S

El endurecimiento del Código Penal, que prepara el Gobierno de Rajoy, no tiene sentido porque nuestro Código es uno de los más duros de Europa con penas de hasta 40 años para determinados delitos. Además, tenemos una de las menores tasas de delincuencia de la Unión Europea. La prisión permanente revisable -una especie de cadena perpetua-, que se va a incluir en esta reforma, tiene un dudoso encaje constitucional, ya que el artículo 25 de la Constitución Española dice que el fin último de la pena es la reinserción social. El PP se ha dejado llevar para esta reforma por un populismo punitivo, que es lo peor para revisar un Código Penal. Pero, lo que más me preocupa son  las medidas relacionadas con la alteración del orden público, porque afectarán a los derechos constitucionales de mucha gente. El Gobierno  contempla endurecer las penas para evitar las manifestaciones y la respuesta social a sus políticas. El Derecho Penal vigente ofrece respuesta a la alteración del orden público, pero las nuevas medidas represivas y populistas -dicen proteger la seguridad personal y la propiedad- pretenden restringir derechos como los de manifestación, asociación y expresión en las protestas ciudadanas. Y no importa si se han seguido cauces pacíficos y democráticos. Para este Gobierno toda protesta o movilización ciudadana es criminalizada y condenada, y eso si antes no ha conseguido abortarla con el miedo o la represión. Se ha visto en la manifestación del pasado 15 de septiembre y se está viendo hoy, 25 de septiembre. Y al pueblo entonces… solo le queda la calle para pronunciarse democráticamente.  

jueves, 13 de septiembre de 2012

¿Qué hacer con España?

César Molinas ha escrito un artículo en El País del domingo donde avanza uno de los capítulos del libro que publicará en 2013, “Qué hacer con España”. Nos propone cambiar urgentemente nuestro sistema electoral proporcional y adoptar un sistema mayoritario. Nuestro sistema electoral proporcional, con listas cerradas y bloqueadas, ha creado una clase política profesional muy distinta de la que protagonizó la Transición, que ha devenido en algo disfuncional. Vamos que no cumple con la función que le corresponde, porque no responde ante sus electores, sino solo y de manera exclusiva ante los dirigentes de su partido. No digo que el sistema mayoritario sea el bálsamo que cure todo los males de este país, pero es muy probable que genere una clase política diferente y más adecuada a las necesidades españolas actuales. Unos políticos que se ocupen de luchar por el bienestar de todos los ciudadanos y estén más cerca de los que más lo necesitan. Por supuesto, esto debe ir acompañado de la regeneración de los partidos políticos, que se han convertido en lugares para ocupar puestos, cuando deberían estar haciendo solos o en coalición ese gran proyecto para este periodo de crisis. Un proyecto que le diga a la gente “así es como vamos a conseguir su bienestar”. Habría que recordar dos artículos de dos constituciones diferentes, pero que han marcado la senda de los periodos democráticos de los siglos XIX y XX. “El fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que lo integran” (artículo 13 de la Constitución de Cádiz de 1812) y “Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad de las personas y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas…” (Artículo 9.2 de la Constitución española de 1978). Estos son los pilares sobre los que debe asentarse toda la actividad política española. Y si queremos más, tenemos la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que es un programa político de derechos: “Todos los seres humanos nacemos libres e iguales y, como estamos dotados de razón, debemos comportarnos fraternalmente los unos con los otros”. Y no hay más.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

lunes, 10 de septiembre de 2012

¡Qué país!

En nombre de la austeridad, la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, como presidenta de Castilla-La Mancha ha propuesto una idea, a saber, reducir el número de diputados autonómicos y quitarles el sueldo. ¡¡¡Qué barbaridad!!! ¡¡¡Qué disparate!!! Que nadie se llame a engaño, lo que pretende el PP en realidad con el manto del ahorro es devaluar la vida política y hacer una selección elitista de los representantes del pueblo. Cospedal se propone introducir un factor de discriminación clasista entre los ciudadanos elegibles para que sean sólo los ricos, los empresarios y los profesionales acomodados no sujetos a horario quienes legislen para todos. Pero al servicio de quién estará ese parlamento y a quién servirá. Los ciudadanos no podemos permitir que propuestas tan sibilinas nos confundan y nos engañen. Si quieren dignificar la vida política, que acepten las listas abiertas y permitan elegir a los votantes el diputado que mejor les represente, que limiten el mandato de los cargos electos y que éstos puedan votar en libertad y no los que le mande el aparato del partido. Lo que quieren en el fondo es que continúe la corrupción y los diputados no cobren para que puedan nutrirse de las donaciones de los empresarios o de los sobre bajo cuerda. ¡Qué país!

viernes, 7 de septiembre de 2012

Una voz discordante de la Iglesia.

El 31 de agosto murió el ex cardenal de Milán, Carlos María Martini, con 85 años. El llamado “cardenal  del diálogo” dejó una suerte de testamento espiritual en una charla que tuvo antes de morir con el también jesuita Georg Sporschill y que ha publicado el periódico italiano el Corriere della Sera. En esa charla no se anda con rodeos y dice “La Iglesia debe reconocer los errores propios y debe seguir un cambio radical, empezando por el Papa y los obispos”. El cardenal ve a la Iglesia cansada, sin vocaciones, atrapada por la burocracia, enganchada al bienestar y comenta “Nuestros rituales y nuestros vestidos son pomposos. Sé que no podemos desprendernos de todo con facilidad, pero al menos podríamos buscar hombres que sean libres y más cercanos al prójimo, como lo fueron el obispo Romero y los mártires jesuitas de El Salvador. ¿Dónde están entre nosotros los héroes en los que inspirarnos…?”. Reconoce en su charla que la Iglesia está anticuada y pone en duda el papel de la Iglesia católica frente a los nuevos modelos de familia. Además, receta tres instrumentos para salir del agotamiento. “El primero es la conversión. Debe reconocer los propios errores. Los escándalos de pederastia nos empujan a emprender un camino de conversión. Las preguntas sobre la sexualidad y sobre todo los asuntos que competen al cuerpo son un ejemplo. Debemos preguntarnos si la gente escucha todavía los consejos de la Iglesia en materia sexual. ¿La Iglesia es todavía una autoridad de referencia o sólo una caricatura en los medios?”. El segundo y el tercer consejo son recuperar la palabra de Dios y los sacramentos como una ayuda y no como un castigo, preguntándose “¿llevamos los sacramentos a los hombres que necesitan una nueva fuerza?”. Carlos María sintiendo la muerte cerca, tal vez deseándola pues tenía un párkinson que le venia martirizando desde hacía años, rechazó el tratamiento terapéutico como un último mensaje de rebeldía y discordancia con la Iglesia. Y… los que quieran entender que entiendan.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

jueves, 6 de septiembre de 2012

La clase política ¿problema o solución?

A toda persona, sea ciudadano, político o gobernante, hay que valorarla siempre a las duras y no a las maduras. Esta máxima se ha hecho realidad este verano con las encuestas de Metroscopia y el CIS, donde el retrato de nuestra clase política, sobre todo de los ministros del actual Gobierno, es poco edificante. En estos sondeos los encuestados enjuiciaban mayoritariamente a los gobernantes, aunque también a la oposición, con una mezcla de hastío, cansancio y honda resignación, como si la actual situación no tuviera solución. La encuesta del CIS publicada en Agosto venía a certificar una de las principales y preocupantes enseñanzas de esta durísima crisis: el nihilismo político. Es decir, la negación de todo principio político. Según la encuesta, la gente ya empieza a no creer en nada. Este hecho es algo que debería hacer reflexionar a nuestros gobernantes y a la oposición. Sin embargo, los partidos mayoritarios no le dan importancia a esta tragedia colectiva y evalúan las encuestas propias y ajenas en función de las opciones de poder. Nueva constatación de que la sociedad va por un lado y ellos por otro. La solución es complicada porque la gente desconfía del Gobierno, pero también de la oposición porque no les dan soluciones a sus problemas. Un 88% de los encuestados considera que los partidos tienden cada vez más a pensar sólo en lo que les beneficia e interesa. Y un 87%, que su prioridad no es escuchar y dar cauce a lo que piensa la gente. Aunque el gran problema es que al margen de la política no hay solución. Así que, o bien aparecen nuevos valores en los que la gente crea o bien tenemos en España un futuro muy difícil y complicado. Porque abolir el sistema democrático, tirarlo por tierra o cambiarlo como quieren algunos, sólo beneficia a los que más daño le hacen. Sin los debidos controles y valores democráticos lo que vendría sería peor. Los ciudadanos no deben albergar duda alguna. La solución no está en los tecnócratas, salvapatrias o demagogos… recordemos que cuando dices no a la política, la otra opción posible es la dictadura. No hay más. Y con la dictadura anterior ya tuvimos bastante los españoles. Dictaduras, nunca más. Para salir de esta situación, hay que ponerse las pilas y obligar a los políticos a respetar y tener en cuenta la voluntad popular. Y si los aparatos de los dos grandes partidos mayoritarios no se enteran o se aferran a sus puestos, habrá que echarlos.  Y si no se fueran por la presión ciudadana los deberían echar sus militantes. Hay que darles paso a personas con capacidades de liderazgo político, confiables y eficientes, que tengan nuevas ideas, las cosas claras y dispuestas a abrir vías de comunicación directa con la gente. No se puede seguir como hasta ahora, actuando a espaldas de la ciudadanía, porque esa es una perversión del sistema democrático que puede acabar con él. En realidad, no es la institución política lo que se cuestiona en las encuestas citadas, sino el modo en que a esta se le está haciendo funcionar y así lo expresa la ciudadanía sondeo tras sondeo.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez