jueves, 10 de mayo de 2012

El falso mensaje de la austeridad.

La austeridad es el mensaje más falso y mentiroso del Gobierno de Rajoy, sobre todo cuando nos dice que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora toca hacer un esfuerzo colectivo de austeridad”. Este mensaje elimina las diferencias sociales como si todos tuviéramos igual responsabilidad en la crisis y la misma capacidad de endeudamiento o de captar rentas de la burbuja inmobiliaria. Sin embargo, el negocio del ladrillo ha sido de gran provecho y un negocio formidable para bancos, empresas y grandes fortunas. Pero eso sí, ahora los recortes se ceban con los más vulnerables y los que menos tienen. Además, en ese “todos” somos corresponsables de la crisis, queda sepultada una explicación más profunda y necesaria. Otra falsedad del gobierno sobre la crisis económica es que ésta sea el resultado del despilfarro público, cuando no hay nada más lejos de la realidad y la verdad. Las finanzas públicas se encontraban en una situación saneada y de superávit antes de que interrumpiera la crisis. El aumento del déficit público ha sido el resultado de la propia crisis, no su desencadenante. La caída del crecimiento había mermado los ingresos fiscales mientras se canalizaban enormes recursos para las instituciones financieras, lo que ha sido un estrepitoso fracaso porque el crédito sigue sin llegar a hogares y empresas. Y la solución es bien fácil, más dinero para la banca. El Consejo de Ministros del próximo viernes tiene previsto aprobar la segunda normativa financiera del Gobierno de Rajoy en solo tres meses. Por supuesto, hay que compensar esa ayuda pública a bancos y cajas, “racionalizando” o mejor recortando servicios sociales básicos como sanidad y educación. Pero además esta canalización de recursos se ha hecho sin aplicar controles o sin exigir contrapartidas para impedir su utilización en beneficio de directivos o accionistas. Y lo más doloroso es que determinadas instituciones financieras dedican los dineros públicos a especular contra la deuda soberana del Estado, que les ayuda a no caer en la bancarrota. Este Gobierno ha utilizado la crisis y la “vigilancia” de los mercados financieros como coartada para desprestigiar lo público e impulsar la privatización de los servicios básicos de nuestro Estado de Bienestar y también para recortar los derechos del Estatuto de los Trabajadores. Menos mal que la victoria de Hollande está cambiando el discurso de la austeridad. Bruselas empieza a cambiar el guión y está dispuesta a dar a España un respiro. Un año más para llegar al objetivo del déficit del 3%, 2014 en lugar del 2013 como estaba previsto. También hay otros Estados que podrían verse favorecidos por el cambio. Ahora, Bruselas apuesta por levantar el pie del acelerador de la austeridad porque ha  constatado que esto ya no es una recesión, sino una depresión. Esta recesión o depresión está afectando a veinticinco millones de trabajadores europeos y a 8 de los 17 países del euro. Pero Rajoy, se queda sólo con el discurso de la austeridad.
María José y Ángel Luis Jiménez

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