martes, 29 de noviembre de 2011

Reflexiones sobre el comité federal.

En el comité federal del PSOE del pasado sábado, la mayoría de los intervinientes asumieron que la crisis traducida en casi cinco millones de parados fue la causa principal de la derrota electoral del 20-N. Pero la crisis no lo explica todo. Esta no es una derrota coyuntural, sino estructural de personas y de ideas. Desde la crisis económica, las personas del aparato del partido no vienen haciendo bien las cosas, pues buscan soluciones a una posible intervención con medidas de corte neoliberal o de derechas. Menos mal que muchos asistentes a ese comité reivindicaron un nuevo proyecto para salir de la recesión en línea con los partidos socialistas europeos y basado en el control de los mercados por la política, y no al revés. Hay que renovarse y no desviarse. Pero las criticas o las autocriticas al Gobierno y al partido en esta crisis fueron pocas y supieron a poco. Sólo Zapatero admitió que, si bien la crisis era la clave de una derrota tan espectacular, había habido errores en su gestión y en la comunicación fundamentalmente tras los recortes de mayo del 2010, cuando no acertaron “a integrar su explicación en un discurso global y coherente”. Aclaró que el error no estuvo en las medidas, sino en la insuficiente explicación, pues volvió a insistir en que “no había alternativa”, postura con la que difiero. Rubalcaba mantuvo otra actitud porque está predispuesto a ser candidato a la secretaria general como se vislumbró a lo largo de la sesión del comité federal. Intervino dos veces, al inicio y al final de la sesión, como si ya fuera el secretario general. Y aprovechó para reivindicar el programa con el que se presentó el 20-N porque es ese proyecto renovador que ayer reclamaron la mayoría de los asistentes. Pero Rubalcaba se queda corto, hay que reactualizar ese programa para hacer oposición -era un programa de gobierno-, y no iniciar un camino de irrelevancia política. Eso sería el principio del fin. Rubalcaba dio el sábado la primera batalla para la secretaria general, aunque sin formalizar todavía su candidatura. Y apostaba por un proceso abierto y participativo para la elección del nuevo secretario general: “Escuchar, hacer y explicar es mucho más que un lema de campaña. Es la forma de hacer política en el futuro, no vamos a poder hacer las cosas de otra manera. Es lo que reclaman los militantes… Sabemos por experiencia que cuanto más abierto sea el congreso, más debate y más participativo, tanto mejor para el PSOE”. Así que Rubalcaba parece un valor seguro para liderar el partido en esta travesía del desierto. Eso si no hubiera otro/a candidato/a.

María José Jiménez Izquierdo y Ángel Luis Jiménez Rodriguez

lunes, 28 de noviembre de 2011

Lo que hay que hacer.

Ha pasado una semana desde las votaciones del pasado domingo y los mercados, que veían según nos decían con tan buenos ojos la llega al poder del Partido Popular, al parecer no se han enterado de nada. Nadie les ha advertido, ni les ha dicho que  Mariano Rajoy trabaja sin descanso en los planes de austeridad para recortar el déficit hasta 40.000 millones de euros. Así cumplirá al pie de la letra la milagrosa dieta que exige la canciller alemana a los países periféricos o con problemas. Pero, si ya tenemos en puerta un gobierno del PP y Rajoy está haciendo los deberes, por qué la prima de riesgo de la deuda sigue subiendo y la Bolsa continúa bajando. Esta situación inexplicable descubre las constantes mentiras de la derecha. Rajoy nos repetía todos los días de campaña el mantra de la confianza y no desvelaba nada de su programa oculto. Sin embargo, sabe tan bien como nosotros que ningún país con deudas importantes ha conseguido congraciarse con los mercados financieros haciendo recortes drásticos. Pero no importa, la derecha sigue creyendo que el mero saneamiento de la contabilidad pública producirá el milagro de la recapitalización de todo el mundo crediticio, en particular del Estado y de los Bancos. Nueva fantasía o nuevas mentiras donde refugiarse cuando las cosas vienen mal, como ahora está sucediendo. Y es que tratándose de un partido muy conservador como el PP, sólo cabe esperar planes puros de austeridad, sin  crecimiento alguno, en los que el gasto gubernamental y los programas sociales se recortan todo lo que haga falta para satisfacer a los mercados. Por supuesto, sin importarle los sufrimientos innecesarios que se ocasionan a los ciudadanos. Estos populares, predicadores de la más pura ortodoxia liberal y tecnocrática, no se detienen a pensar -ni siquiera por curiosidad intelectual- si existen otras alternativas como, por ejemplo, la de Islandia, que ha puesto coto tanto al aumento del paro como al sufrimiento de los más vulnerables, manteniendo intacta la red de su seguridad social, sin recortes ni ajustes. O que existan otras cosas que se pueden hacer como aumentar el gasto social y la inversión pública, repartir el trabajo en vez de volverlo más precario o establecer los necesarios eurobonos mediante la intervención del BCE. Todo ello es justamente lo contrario de lo que están haciendo y que va destinado al fracaso. Pero, lo dicho, es que no piensan, ni van más allá de lo que manden los poderes económicos. Su mensaje final parece más una proclama religiosa que a una valoración tecnocrática: Dios proveerá. O como Rajoy repetía en campaña, las cosas se harán como Dios manda. Está claro, el PP prefiere la ortoxia ultraliberal y la proclama religiosa a más política, y la liberación económica a un mayor control democrático. Y así nos va, con lo que está cayendo.
María José Jiménez Izquierdo y Ángel Luis Jiménez Rodriguez

sábado, 26 de noviembre de 2011

Violeta Parra, una vida indomable.

Esta semana, en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, se ha presentado “Violeta se fue a los cielos”, película biográfica de la figura más representativa de la música latinoamericana, la chilena Violeta Parra. Antes de morir en 1967, -se suicidó con menos de 50 años- decía que a pesar de lo que había hecho no alcanzó a decir todo lo que sentía en su interior. Una de sus últimas composiciones fue curiosamente “Gracias a la vida”, que ha sobrevivido como su gran himno. En esta canción agradecía, antes de morir, lo feliz que había sido, pese a perder una hija y ser abandonada por su gran amor. Pero aquella tarde de domingo del mes de febrero, tan solo se apagó su vida, porque algo de ella ha permanecido para siempre entre nosotros. No sólo en sus canciones que siguen aquí para recordárnosla, sino en el pueblo chileno, en sus hijos Ángel e Isabel, y en sus discípulos y amigos: Víctor Jara, Quilapayum, etcétera. Con ellos nació la nueva canción chilena. Y aunque no nos sirva de consuelo, hemos de reconocer que cuando al morir se deja tal herencia no hay que temerle a la muerte. Violeta Parra nos recordaba que el canto es vida y no muerte, que la muerte no puede nada contra el canto, y que vive siempre, con el pueblo, contra todo y pese a todos. Otro chileno, Pablo Neruda, se lo decía con estas palabras: “El eterno hilo en que se juntaron pueblo y poesía, nunca se cortó, porque este profundo hilo de piedra viene desde tan lejos como la memoria del hombre”.
María José Jiménez Izquierdo y Ángel Luis Jiménez Rodriguez

jueves, 24 de noviembre de 2011

Las elecciones andaluzas y la irrupción de UPyD.

Hoy, cuatro días después de las elecciones del pasado domingo, parece como si hubieran pasado cuatro años. Ha terminado una campaña electoral y comienza otra, las andaluzas del mes de marzo. Esta contienda será a cara de perro, pues los socialistas acumulan dos derrotas severas en apenas seis meses: las municipales de mayo, con 7 puntos a favor del PP, y las generales del domingo, con 9 puntos. Para los socialistas encontrarse con solo 9 puntos de diferencia, cuando las encuestas daban al PP una ventaja de más de 15 puntos en Andalucía, ha sido una agradable sorpresa porque significa que el PP no tendría mayoría absoluta en marzo. El Presidente, José Antonio Griñan, distanció su examen en las urnas convencido de que las elecciones conjuntas no le beneficiaban. Griñan espera que los duros ajustes y recortes que tendrá que acometer casi de inmediato el próximo Gobierno de Mariano Rajoy -así lo exige hoy la patronal-, hagan recapacitar al electorado andaluz. Ya que existe otra manera de enfrentarse a la crisis manteniendo los servicios de protección social en nuestra tierra. El único obstáculo a este planteamiento es la irrupción en el campo de batalla andaluz de una nueva fuerza llamada UPyD. Fuerza no detectada por los radares demoscópicos en las encuestas electorales, pero que hubiera acudido con sus cinco diputados al rescate de Mariano Rajoy si no alcanzaba la mayoría absoluta. Sus más de 200.000 votos andaluces, provenientes de la cantera socialista, no le consiguieron representación andaluza en el Congreso de Madrid, pero si pueden conseguirla en marzo en el Parlamento de Andalucía. Si así fuera, los escaños logrados se sumarian a los que obtuviera el PP, ya que su discurso es de derechas aunque navegue en aguas de la izquierda. Eso haría más difícil que la suma de PSOE e IU fuera superior a la suma de las fuerzas de derechas. Y sin olvidar a los andalucistas, si logran resucitar a última hora. UPyD, cada día más, me parece un partido populista que en manos de Rosa Díaz es una bomba de relojería, cuanto antes se desactive será mucho mejor para la democracia, porque entonces conoceremos su verdadero rostro. Así que en marzo tenemos una campaña complicada y unas elecciones muy reñidas en Andalucía. Cuando creíamos que iba a ser cosa de dos, tenemos como mínimo a cuatro o cinco contrincantes. El quinto depende del Partido Andalucista.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

Las futuras maquinas de control de seguridad.

A partir de Diciembre, el uso de escáneres corporales en los aeropuertos europeos quedará definitivamente autorizado por un reglamento que aprobó este mes la Comisión Europea.  Con esta autorización finalizan las disputas institucionales entre los que defienden estos aparatos por razones de seguridad y los que lo critican por afectar a la privacidad. En España, según el ministro de Fomento, se van a implantar “con carácter provisional y experimental” escáneres corporales en “algún puerto español”. En el Reino Unido y Países Bajos ya cuentan con varios aeropuertos que desnudan a los pasajeros con escáneres, utilizando tecnología como los rayos X de las radiografías. Hasta ahora su uso estaba sujeto a la legislación nacional. A partir de diciembre cualquier país de la Unión Europea que quiera utilizar estos aparatos tendrá que someterse a la norma europea, que establece que está prohibido almacenar, copiar o imprimir las imágenes obtenidas y que sólo podrán acceder a ellas personas habilitadas en lugares separados de la sala donde se encuentren los pasajeros. Debido a reticencias de la Eurocámara y de algunos países miembros, la Comisión Europea ha acordado hacer su uso opcional, por lo que su introducción generalizada dependerá de cada Estado miembro. Antes cuando viajabas llevabas un equipaje invisible a cualquier escáner: ideas, sentimientos y lo leído, soñado  o deseado. Porque hasta ahora el escáner por muy sensible que fuera -estos escáneres lo son más, gracias a los rayos X- solo podía detectar la materia y no el espíritu. Pero si seguimos por este peligroso camino, en el futuro se fabricarán maquinas de control tan sofisticadas que al pasar bajo su arco nos exploraran el cerebro apareciendo en pantalla nuestras ideas, nuestra ideología, si nos sentimos culpables o inocentes, inclusive que soñamos o deseamos. Entonces, sólo entonces el hombre y la mujer habrán dejado de ser libres.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

lunes, 21 de noviembre de 2011

¿Es posible el cambio desde dentro?

Desde la victoria del PP en las elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo, el camino de Mariano Rajoy hacia el Gobierno había quedado expedito. Todo el mundo lo sabía, no era necesario mirar las encuestas. Por el contrario, al PSOE se le auguraban resultados catastróficos. El hombre con coraje, constancia y dignidad que podía salvar los papeles en esa batalla pérdida y de resultados previstos era Alfredo Pérez Rubalcaba. Hoy, en la madrugada del 21 de noviembre, con el triunfo del PP (44,61% de los votos y 186 diputados) y la derrota del PSOE (el 28,73% de los votos y 110 diputados), se inicia la travesía del desierto de la socialdemocracia española, e igual que en la campaña, Rubalcaba es y debe ser, después del congreso socialista, el hombre idóneo para conducirla. No nos podemos consolar pensando que a Rajoy, al igual que a Zapatero, se lo van a merendar los mercados, porque entonces no habría alternancia posible e iríamos derechos a un gobierno de tecnócratas. Gobierno para que especuladores y mangantes se aprovechen y sigan ganando dinero, y el poder económico y financiero siga despreciando la política. Menos mal que encuentro consuelo en la voz de Leonard Cohen, “Me sentenciaron a 20 años de aburrimiento por intentar cambiar el sistema desde dentro. Ahora vengo a compensarlos. Primero tomaremos Manhattan. Después Berlín…” Y es que si no es posible cambiar el sistema desde dentro habría que hacerlo desde fuera, tomando las calles y las plazas públicas con los indignados -ya movimiento mundial o global-. No podemos tolerar el ofensivo espectáculo de una riqueza desaforada -1% contra el 99%- que se codea con las carencias básicas del ser humano, y que el capitalismo en toda su historia no ha sido capaz de resolver.   
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

sábado, 19 de noviembre de 2011

Una rara enfermedad.

En economía existe una enfermedad, que se da una vez cada siglo, llamada recesión de balances. Sucedió en Japón y ahora en Estados Unidos y Europa. En España, esa enfermedad procede de un empacho de “ladrillo”, aunque Bruselas diga que la crisis es esencialmente fiscal. Al estallar la burbuja inmobiliaria, las empresas y las familias españolas quedaron cargadas de deudas. Como consecuencia y por mucho que bajen los tipos de interés, la gente se ha olvidado de gastar y las empresas de invertir: la obsesión es reducir las deudas. Lo mismo pasa con los bancos, no prestan dinero, que es su actividad principal, porque se dedican a desendeudarse. En esas condiciones, cuando la demanda privada es anémica y no hay crédito, sólo el sector público puede dar un volantazo para evitar la agonía y generar empleo. Por eso, las curas de austeridad que receta Alemania y predica el PP son contraproducentes. A Europa sin estímulos le espera una larga temporada de atonía. Y a España, si se confirman los recortes del nuevo gobierno de derechas, una dura recesión, el aumento del paro y el crecimiento del déficit, aunque digan lo contrario. La respuesta es suavizar los ajustes, arreglar los bancos y hacer que quien tiene margen como Alemania estimule la economía. A la Europa contemporánea construida con esa extraña mezcla de creencias cristianas y dudas griegas, decía esta semana en Madrid el influente Richard Koo -economista jefe del banco de inversiones Nomura-, hay que añadirle ahora cierta dosis de realismo chino, que ha puesto en marcha uno de los paquetes de estimulo más ambiciosos y mejor orientados del mundo. Se debe aprender de los errores de diagnóstico de los japoneses tras la explosión de la burbuja inmobiliaria y de crédito de 1990, concluye. La experiencia japonesa debería servirnos a españoles y europeos para no cometer los errores de gestión y ayudarnos a recuperar el aliento que hace falta para salir de la situación de emergencia en que vivimos. Los planes de austeridad y las políticas de ajustes sólo nos hacen perder el tiempo como le ocurrió a Japón durante una década. Así que no podemos seguir obsesionados por la crisis de la deuda sin tener en cuenta la crisis del crecimiento y empleo porque sólo conduce a esta política drástica de ajustes. Hay que compensar irremediablemente esos ajustes con políticas activas que animen la demanda hasta que arranque la inversión privada. Porque con estos niveles de desempleo y falta de crecimiento durante muchos años ponemos en riesgo de forma permanente el estado del bienestar, las pensiones o todo el sector público. Por eso, no podemos rendirnos y aceptar pagar una crisis que no hemos creado nosotros. Estas elecciones no son unas elecciones más, votamos quién pagará la crisis y qué futuro queremos para nosotros y nuestras familias 
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

viernes, 18 de noviembre de 2011

Un panorama oscuro.

Ayer en una entrevista de la cadena SER, Rajoy repitió más de veinte veces la palabra confianza. Por eso los medios dicen que el 21 de noviembre triunfará el Señor Confianza. El candidato de la derecha insiste una y otra vez en mítines y entrevistas que para que se recupere la economía es capital la confianza. Y como con la victoria del PP se van a generar toneladas de confianza, el resto será coser y cantar. Ya está todo solucionado. Se acabó la crisis. Pero, qué pasa si los mercados no se impresionan con tanta palabrería como los electores españoles. Y si persiste la subida de la prima de riesgo, sigue sin aparecer el crédito, no se genera empleo, no se consume y continúa la crisis. A quién le echaremos la culpa, a Zapatero o a Rubalcaba. Sin embargo, lo más peligroso para nuestro futuro es que los populistas populares no utilizan el consenso político para gobernar, pero si el Gobierno para retener el poder, que es lo que les importa. Y recurren al populismo, que a pesar de sus características anti-institucionales, no tiene como objetivo transformar las estructuras y relaciones sociales, económicas y políticas, sino preservar el poder y la hegemonía política a través de esa popularidad, alejando a los ciudadanos de la democracia y de la libre elección. Entonces, quién decidirá. No hay duda, el poder financiero. Mientras, la izquierda seguirá machacándose, como está haciendo en esta campaña, para que la derecha neoliberal siga vaciando de contenido la política y nos diga que las afiliaciones ideológicas de izquierda y derecha son cosas del pasado, que hay que dejarlas aparcadas en la trastienda como cosa antigua porque ya no valen. Situación parecida a la de Italia y Grecia donde los políticos ya no sirven y los estados están perdiendo su soberanía en manos de los tecnócratas. Lo ha proclamado Mario Monti en su nombramiento, “la ausencia de políticos hará que éste sea un Gobierno más sólido”. En plena crisis se hablaba de necesidad de refundar el capitalismo, pero es el capitalismo a fecha de hoy quién está refundando la democracia. Habrá esperanza. Siempre queda, porque la indignación mundial nos ha hecho considerar la política. Porque el sistema no se sostiene sin los que trabajamos y votamos. Porque todavía queda la calle y la voz no dormida de quienes creemos que desde abajo podemos boicotear, ignorar y estar por encima de esos gobiernos que no sirven a los intereses del pueblo. Y porque, a pesar de todo, el mundo que queremos todavía es posible.
María José Jiménez Izquierdo y Ángel Luis Jiménez Rodriguez

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Líderes con ideas y dignidad.

Ante la turbación diaria de la economía española y de la europea, lo que haya que hacer, habría que hacerlo ya. Se debería acabar de una vez por todas con la caída intermitente de los mercados, la subida continua de de la prima de riesgo y la constante crisis del euro. El arma con la que contamos es el Banco Central Europeo, pero Ángela Merkel no lo permite, pues se limita a prescribir más austeridad, recortes y ajustes en lo público para satisfacer a los “mercados” privados. Aunque sabemos que esa amarga medicina germánica no sacia a los tiburones de la City o Wall Stret. Al final, lo lamentará, al igual que Alemania. Yo le recomiendo, igual que hace Marco Schawartz hoy en el diario El Publico, que lea, si no lo ha hecho antes, el discurso del presidente Roosevelt de 1936 en el que anunció el segundo paquete del New Deal. Un ambicioso programa social para salir de la crisis de 1929, que incluía potentes inversiones públicas, la creación de la Seguridad Social, el fortalecimiento de los sindicatos, la subida de los impuestos a los más ricos, etc. “Hemos tenido que luchar contra los viejos enemigos de la paz: los monopolios empresariales y financieros, la especulación, la banca despiadada, el antagonismo de clase, los beneficiarios de las guerras. Sabemos ahora que el Gobierno del dinero organizado es tan peligroso como el gobierno de bandas organizadas”, dijo. No era un tecnócrata, sino un político demócrata con ideas, que no convocó un Gobierno de excepción, ni de concentración para afrontar la crisis. Líderes así dignifican el ejercicio de la política y no los que se comportan como títeres de los designios de los especuladores y mercados para desgracia de la mayoría de los ciudadanos.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

lunes, 14 de noviembre de 2011

Lo quieren todo: poder político y económico.

En esta crisis económica existe una “puerta giratoria” para que algunos personajes mal llamados independientes o tecnócratas pasen desde el poder económico al político y viceversa. La realidad es que siempre hubo esta reciprocidad entre ambos poderes, pero ahora más que nunca como vemos en Grecia, Italia o el Banco Central Europeo (BCE). Se acabaron las dudas y las formas. La política y los políticos, según el poder financiero, ya no son tan necesarios para gobernar, sobre todo, cuando vivimos una crisis como la actual. Esto era un lujo en la época de bonanza, pero algo que no podemos permitirnos en tiempo de crisis. Ahora lo que toca es la tecnocracia: el gobierno de los expertos, y si son de economía y de ortodoxia probada mucho mejor. ¡Qué absurdo! Hasta dónde llegaran con los ajustes democráticos. Miedo me da. Grecia e Italia cambiaron esta semana de jefe de gobierno sin proceso  electoral. Las urnas no son necesarias en esta crisis y, además, una pérdida de tiempo que no nos podemos permitir, nos recalcan los que mandan en los mercados. En España por ahora no será necesario, porque Rajoy cumplirá sin vacilar lo que se le mande. En esta crisis, el círculo se va cerrando y, cruel paradoja, los mismos que nos metieron en ella serán ahora los que nos gobiernen. Ahí está el todopoderoso banco inversor estadounidense Goldman Sachs que en los años de plomo ayudó a Grecia a maquillar sus cuentas con la colaboración de sus ejecutivos, Mario Draghi, Mario Monti y Lukas Papadimos, responsables de la ingeniería contable y de diseñar el “swap” griego a través de una cuenta en el paraíso fiscal de Delaware, que ha llevado a Grecia al borde de la quiebra. Mario Draghi, nuevo presidente del BCE, exgobernador del Banco de Italia, era el vicepresidente de Goldman Sachs Internacional durante esa época. Mario Monti, que será el sucesor de Berlusconi, ha sido comisario europeo, director europeo de la Trilateral y también asesor de Goldman Sachs. Lukas Papadimos, nuevo primer ministro de Grecia con una coalición que incluye hasta la extrema derecha, es un tecnócrata y acreditado economista y banquero, que se formó en Estados Unidos -como los anteriores-, en el famoso MIT de Boston. Como director del Banco Nacional de Grecia, gestionó con la ayuda de Goldman Sachs el paso del dracma al euro. Recordemos que hasta que llegó la crisis se guardaban las formas entre los políticos y los banqueros, aunque no el fondo, pues sabíamos quién mandaba en realidad. Pero una cosa es gobernar y otra tener el poder, y dábamos por hecho que los políticos gobernaban, mientras que los banqueros tenían el poder. Ahora ya lo tienen todo, gobierno y poder, por lo menos, en Grecia, Italia y el BCE. En esta crisis había signos evidentes del poco margen de maniobra que tenían los políticos ante los poderes económicos, y éramos conscientes de la pérdida de soberanía de los estados, pero siempre quedaba la esperanza. Y esa la vamos recuperando gracias a la indignación mundial, que organizada en movimientos transciende fronteras velozmente por las redes sociales. El 15 de Octubre lograron convocar la primera manifestación global contra el modelo capitalista, reclamando una vida pacífica, un futuro sostenible y una democracia donde lo importante sean las personas. Ahora los intelectuales pueden decir que sin líderes, sin programas y sin estructura existe un riesgo de desaparición de estos movimientos. Se olvidan de lo tozuda que es la realidad. Porque estos movimientos de indignados son como el rayo que no cesa ni se agota, que decía Miguel Hernández.
María José Jiménez Izquierdo y Ángel Luis Jiménez Rodriguez

domingo, 13 de noviembre de 2011

El rodillo de la derecha.

Los datos de la encuesta del CIS del viernes pasado señalan, respecto a las ideologías, que un 34,7% de la ciudadanía se declara de izquierda, un 32,4% de centro y un 16,4% de derecha. Estos datos, que han aparecido en otras encuestas, confirman algo que ya sabíamos, que este país se sitúa mayoritariamente a la izquierda, pero va a otorgar el 20-N una victoria aplastante a la derecha. Qué está pasando. Si analizamos la evolución de los principales partidos en la corta historia de nuestra democracia, descubriremos que todo el espectro derechista -extrema derecha, conservadores, religiosos y centristas- está concentrando en el Partido Popular. Partido que nunca ha superado un techo situado en poco más de diez millones de votos, incluida la mayoría absoluta de José María Aznar en el año 2.000. Entonces cómo puede ganar la derecha. Gana cuando los votantes socialistas y progresistas se abstienen. Así de simple. Ahora para el 20 de noviembre, estamos ante una coyuntura como la de las elecciones del año 2.000, porque ante la incomparecencia del electorado de izquierda, los diez millones de votos de derecha, ni uno más, pero ni uno menos pues no tienen más, proporcionarán de nuevo la mayoría absoluta al PP. Menos mal que en esta ocasión parece que parte del voto progresistas, no todo, solo una pequeña parte, se va a desviar a otras formaciones de izquierda que verán incrementado su apoyo, dando lugar a un Congreso menos bipartidista. Pero eso sí, gobernará la derecha más conservadora, que con su mayoría absoluta, podrá aplicar el rodillo para aprobar sus ideas y programas ocultos en un país que se define de izquierdas. Está claro, si lo queremos evitar hay que ir a votar. No vale la abstención.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

viernes, 11 de noviembre de 2011

Un Cardenal sin capelo ni birreta.

Juan José Millás, después del debate del lunes entre Rubalcaba y Rajoy, decía que éste último habló como un Cardenal. Sin embargo, pienso que más que hablar como un cardenal parecía un Cardenal, pero sin capelo, ni birreta. Por eso, no me extraña la petición de los obispos a los españoles. Nos piden votar a los partidos que tengan el ideario del PP, o sea votar al PP, porque no conozco otro partido de los que se presentan a las elecciones el próximo día 20 de noviembre que tenga el ideario del PP. Nos toman por tontos. Lo que espero quede claro para los votantes es la conexión entre la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal española y el Partido Popular y su “cardenal” Rajoy. La Comisión de los obispos con sus proclamas también quiere recordar a los católicos cuales son los “principios irrenunciables” para la Iglesia y sin los cuales ningún católico sabría a quién podría votar el 20-N: La defensa del matrimonio tradicional, la marcha atrás en la reciente ampliación de la Ley del Aborto, el no rotundo a iniciativas como la Muerte Digna o la investigación con embriones, la derogación de Educación para la Ciudadanía o la condena del nacionalismo. Estos son los principios irrenunciables que forman parte del “programa electoral” que anunció en el mes de octubre para estas elecciones el Episcopado español. Institución que según creo no se presenta en este proceso electoral. A diferencia de otras elecciones, donde se mostraban más comedidos y pedían el voto en blanco o quedarse en casa, los obispos están más belicosos y desbrozan en diez puntos el perfil del partido al que el católico de bien -¿y el de mal?- debe prestar su voto en las elecciones del 20 de noviembre para alcanzar “el bien posible en este momento”. Un perfil que coincide, casi al completo, con el PP de Mariano Rajoy. La Iglesia elige al PP porque oficialmente no hay un “partido confesional” en España. Existen puntos muy polémicos en la nota de los obispos, pero especialmente me llama la atención que quieran imponernos la moral de la Iglesia católica a todos los españoles: “Las decisiones políticas deben ser morales y justas, no sólo consensuadas o eficaces”. Insisten en que “no es cierto que las disposiciones legales sean siempre morales y justas por el mero hecho de que emanen de organismos políticamente legítimos”. Y terminan diciendo que todo lo que no cumpla con la “ley natural” no debe ser acatado por los católicos. Así que cuidado, porque debe preocuparnos la posibilidad de que además de ganar, el PP obtenga mayoría absoluta y su ala más conservadora impulse estos principios irrenunciables de la Iglesia católica. Buena coartada para que  el Gobierno de Rajoy deshaga o vacíe de contenido las reformas sociales más avanzadas aprobadas por el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Reformas sociales que han hecho progresar la cultura de la libertad en España con más derechos para hombres y mujeres, y que hoy día nos sitúan a la vanguardia de Europa y del mundo. Así que hay que ir a votar, porque no votar puede ser un paso atrás en nuestros derechos.
María José Jiménez Izquierdo y Ángel Luis Jiménez Rodriguez

martes, 8 de noviembre de 2011

Rubalcaba, pelea.

No sé quién ganó el debate de anoche entre los dos candidatos a la presidencia del gobierno. Rubalcaba planteó el debate con una agilidad retórica y argumental que dejó descolocado en algunos momentos a su rival. Rajoy aplicó a rajatabla la estrategia de evitar respuestas comprometidas y se limitó a leer su habitual discurso vacío, que traía escrito, convirtiendo el debate en un aburrido monólogo. “A ver si dejamos de discutir de estos asuntos”, se quejaba Rajoy que parecía no saber a qué había venido. Rajoy no paró de leer en toda y cada una de sus intervenciones para no equivocarse, hasta 600 lecturas contabilizaron los medios. Rubalcaba estuvo mejor en la forma y en la oratoria: rápido en el debate y corto en las enganchadas con el contendiente, aunque algo tedioso en las intervenciones largas. Salió atacando, sabiendo que el debate de anoche era su única oportunidad para darle algo de aire a una campaña asfixiada. Rajoy hizo el discurso esperado para no perder ni uno solo de los votos que el PP espera conseguir. No sabemos si Rubalcaba -lo veremos el 20-N- consiguió despertar a ese electorado socialista que hoy duda. El debate también sirvió para que los ciudadanos confirmaran que el programa del PP es de una ambigüedad y una indeterminación que sirve lo mismo para mantener como para recortar los servicios sociales que demandan los ciudadanos. Pero ya lo dijo Rajoy eso depende de la coyuntura económica. Y es que Rajoy no podía exponer las ideas que tiene el PP para gobernar, y que puso en evidencia Rubalcaba con sus preguntas, porque si lo hiciera podría cambiar el 20-N la intención de voto de muchos ciudadanos. Rubalcaba, cumpliendo con una estrategia esperada, le quitó la careta a Rajoy. Destapo ante los ciudadanos el peligro que representa la aplicación del programa y las políticas del PP en temas como las prestaciones por desempleo, la exclusión de las pymes de la negociación colectiva, los activos tóxicos de los bancos, la financiación de la sanidad y la enseñanza pública y otros derechos y servicios sociales. Sin embargo, nos hemos quedado sin saber por boca de los dos candidatos, Rubalcaba o Rajoy, la situación real en la que se encuentra este país y lo que de verdad le aguarda a los españoles al día siguiente de depositar su voto. Me falta un segundo debate, porque como elector me supo a poco. Y creo que a mucha gente pues la audiencia fue de casi 12 millones de personas, cuando en los mítines importantes no asisten más de varios miles de ciudadanos, que además no son indecisos sino convencidos. Evidentemente, se habló del desempleo, primer problema nacional  -éste fue el punto de oro del debate con una audiencia de casi 14 millones-, un mantra que se mantuvo a lo largo del discurso de uno y otro candidato. Rajoy no explicó cómo iba a solucionarlo y Rubalcaba sólo lo esbozó. Este cara a cara, que protagonizaron anoche Rubalcaba y Rajoy con una audiencia millonaria, espero que anime a los electores a votar. Sólo con eso me doy por satisfecho, porque le damos vida a esta campaña electoral. Muchos me preguntan, pero quién ganó anoche el debate. Mi respuesta es que eso poco importa si ganó la democracia  
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

lunes, 7 de noviembre de 2011

Un mensaje para la izquierda desencantada.

En plena campaña electoral y pensando sobre lo que hará esa parte de la izquierda desencantada que se plantea la abstención, no quiero perder en esta reflexión el referente de lo que ocurrió el 15 de octubre en un millar de ciudades de más de 80 países. Un mundo indignado y enojado protestó en las calles porque no se sentía completamente libre. Y lo más curioso es que no se reunían, concentraban y marchaban por razas, nacionalidades o religiones, razones que siempre dividen, sino con una conciencia global reclamando una vida pacífica, un futuro sostenible, justicia económica y una democracia real. Las demandas de estos movimientos de protesta, ya se llamen 15-M, DRY, Occupy Wall Street, etcétera, son la incipiente infraestructura de una humanidad común que durante décadas se ha dejado someter y ha permitido con su apatía que las élites la dirijan. Estas protestas son transformadoras porque la gente sale a la calle, se encuentra frente a frente y, al recuperar hábitos de libertad, empieza a construir nuevas instituciones, relaciones y organizaciones que revelan las tremendas injusticias que se están cometiendo por las corporaciones globales y los gobiernos. La idea es poder abordarlas y hacer justicia. Martin Luther King ya lo decía hace cincuenta años, “perturbar pacíficamente el orden normal es sano para la democracia porque revela las injusticias que están encubiertas y entonces pueden abordarse”. Por eso, en estas elecciones llenemos de fuego de justicia nuestro voto y nuestras vidas, porque la razón y la justicia al final siempre se abren paso. Y el que quiera oír que oiga.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

sábado, 5 de noviembre de 2011

La salud, un bien público o privado.

El Concejero de Sanidad de Cataluña, Boi Ruiz, ha dicho hace unos días que la salud es “un bien privado que depende de cada ciudadano y no del Estado”. Está muy claro que para CIU y la derecha española no se trata de ajustes, ni de recortes, sino de un desmantelamiento programado de la sanidad española cumpliendo recetas neoliberales. Vamos, dejarle la salud al mejor postor. Así que ya no hay dudas para los ciudadanos. A partir de las próximas elecciones generales, se pondrán en cuestión los principios de la Organización Mundial de la Salud y el derecho a la protección de la salud, derecho reconocido por el artículo 43 de la Constitución, que encomienda a los poderes públicos la organización y tutela de la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. Sabían el millón doscientos mil ciudadanos que votaron a CIU en las elecciones catalanas que para éste partido la salud es un bien privado. Y sabemos los españoles que piensa hacer el PP con la sanidad pública después del 20-N. Su programa no concreta nada sobre el futuro de la sanidad española. Dice el portavoz del PP, González Pons, que ningún español puede ser tan idiota como para seguir votando al PSOE, pero cómo podemos votar al PP si vemos lo que están haciendo en las comunidades autónomas que gobiernan: recortan derechos consolidados, atacan la enseñanza pública, desacreditan a los sindicatos y destruyen puestos de trabajo con sus medidas de ajustes y austeridad. Por eso no puedo comprender que las víctimas de la crisis puedan votar a un partido de derecha cuya identidad está ligada a los poderosos, responsables de sus sufrimientos, en vez de apoyar a un partido de izquierda, el mal menor, que ha luchado siempre por sus derechos. Yo no soy una víctima, pero tengo que ser un idiota porque seguiré votando al PSOE.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

viernes, 4 de noviembre de 2011

Las políticas de austeridad y el mercado laboral.

Ante los casi cinco millones de parados del tercer trimestre del año según la Encuesta de Población Activa, el Gobierno ha reconocido que los recortes públicos son los culpables, entre otros factores, de este desempleo. Izquierda Unida lo comparte y agrega a los recortes esa falsa austeridad que nos está imponiendo el PP en las comunidades autónomas, y que aplicará después del 20-N. Si a ello añadimos que para generar empleo nuestra economía se basa fundamentalmente en la construcción y en el consumo, que generan empleo pero de baja cualificación, el naufragio estaba asegurado. Después todo ha sido como una bola cuesta abajo: aumenta el paro por la crisis, se debilita el consumo al haber más parados y más incertidumbre, las empresas venden menos y despiden más, otra vez más parados que consumen menos y más empresas que cierran. Un círculo vicioso donde la puntilla ha sido la restricción del crédito que impide que aparezcan nuevas empresas o que se mantengan las actuales. La crisis es fundamentalmente financiera y no de otro tipo como quieren hacernos creer. Además, nuestro sector público está sin impulso y recortando inversiones debido al déficit creado por las  ayudas prestadas a la banca. Con todos estos factores tenemos la explicación de por qué hemos llegado a los cinco millones de parados. Y qué podemos hacer para acordar y acortar un tratamiento efectivo que solucione el paro. Este es el principal problema de nuestro país. No soy ningún experto, pero según dicen la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y varios economistas influyentes como John Kenneth Galbraith (fallecido en 2006), lo primero que tenemos que hacer en situaciones de desaceleración económica que afectan tanto al empleo es anteponer los planes de generación de empleo a los planes de consolidación fiscal. Planes de empleo que refuercen el diálogo social, que es esencial. Al mismo tiempo hay que implantar nuevas formulas para que fluya el crédito a las pequeñas empresas, mejorar el gasto y la gestión de las políticas activas de empleo y garantizar la protección social. Planes específicos de choque para impulsar el empleo juvenil, con mejoras en las políticas educativas, readiestramientos para nuevos empleos, creación de empleos de servicios públicos, reducción de la temporalidad y políticas salariales efectivas vinculadas a la productividad. Dos datos necesarios para conocer la dimensión del problema: Uno, desde que comenzó la crisis, el 86% de los más de 2,2 millones de empleos destruidos en España los ocupaban jóvenes de 16 a 29 años. Dos, la destrucción de empleo ha sido y sigue siendo más intensa entre los trabajadores con menos formación como los de la construcción que han aportado la mitad de los empleos destruidos. Por eso, en España habría que probar todas estas medidas ya experimentadas en otras crisis y otras ideas que sirvan para crear empleo y bajar el paro, porque hoy, aquí y ahora no sobran ninguna  
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

jueves, 3 de noviembre de 2011

La austeridad, un problema más que una solución.

Existe un estudio de Japoco Ponticelli y Hans-Joachim Voth, profesores de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que utilizando una vasta base de datos cuantifica los actos de violencia política ocurridos en 26 países europeos entre 1919-2009. Los profesores notaron que “los recortes en gastos públicos aumentaron significativamente la frecuencia de disturbios, marchas anti-gobiernos, huelga generales, asesinatos políticos e intentos de derrotar el orden establecido. Si bien estos eventos son de baja probabilidad en años normales, son muchos más comunes cuando se implementan con medidas de austeridad”. Estas conclusiones son válidas como vemos en los movimientos airados, indignados o furiosos de medio mundo. El otro medio tolera la desigualdad, debido a la pobreza, la ignorancia y la falta de esperanza en un futuro mejor. Los estadounidenses, que mostraban una mayor tolerancia hacia la desigualdad económica que los europeos debido a la mayor movilidad social, han dicho se acabó. La larga convivencia pacífica con la desigualdad económica ya no forma parte del panorama político norteamericano, terminó con la llegada de la crisis. Los estadounidenses están furiosos. Y con razón, ya que el 1% de los más ricos concentran más riqueza que todo el resto del país. Riqueza que conservan gracias a los rescates del Gobierno a banqueros y empresarios, y a otras medidas como las de estimulo a la economía que ha favorecido fundamentalmente a los que más tienen. Pero eso sí, siempre con el dinero de los contribuyentes y con pocos compromisos a cambio, pues los ejecutivos de las grandes empresas siguen ganando hasta 300 veces más que un trabador medio. Estos datos sobre desigualdad no son tan alarmantes en Europa, aunque se les parecen. Aquí están acompañados del europeísmo desfallecido de los países que tienen que poner dinero por la crisis fiscal como Alemania, también de los rescatados como Grecia, Irlanda y Portugal o con dificultades como España e Italia. Grecia ya es un polvorín cada vez más eurofóbico y con un referéndum en puertas para decidir sobre el futuro del pacto sobre la deuda y las medidas de rescate. Lo que más hace salir a la gente a la calle para protestar son los recortes en el gasto público, ya sea en educación, sanidad o servicios sociales. La gente está muy cabreada. De hecho está furiosa e indignada como comprobamos en las calles de medio mundo el 15 de octubre. Y seguirán estándolo hasta que este mundo se mueva en la dirección adecuada con un cambio político, la creación de empleo y ayudas para los destrozados por la deuda. Esto, y no la austeridad, contribuirá en gran medida a la recuperación económica. Al final lo que queda penosamente claro en esta crisis para los movimientos sociales es que los hombres trajeados -que intentan denigrar a los manifestantes acusándoles de desharrapados- no sólo no tienen ningún monopolio sobre la sabiduría, sino que además tienen muy poca sabiduría que ofrecer.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez