miércoles, 28 de septiembre de 2011

Zapatero y sus circunstancias.

Existen errores asumibles y otros que no lo son. Los primeros son necesarios, como los impuestos por la Unión Europea a España en la madrugada del 9 de mayo de 2010, debido al excesivo déficit presupuestario español. Los segundos innecesarios, como ha ocurrido con la reforma exprés de la Constitución Española, sin debate público, ni referéndum. Innecesaria también la despedida de Zapatero el lunes, con un frio mensaje institucional y sin hacer balance de su gestión por entender que era el tiempo de los candidatos y de las fuerzas políticas. Pero, cómo ha dejado a la izquierda y, sobre todo, al sistema político español, que cada día anda más escorado hacia la derecha. “Llegó prometiendo cambiar España y, como ocurre casi siempre, el mundo le ha cambiado a él”, decía Josep Ramoneda en su columna del domingo en El País. Espero que la historia le trate bien y le recuerde por la defensa de los derechos ciudadanos y los cambios sociales. Reconozco que deposité mi confianza en Zapatero desde el 2004 cuando dijo que no nos decepcionaría, sin embargo, al final de esta legislatura ha aceptado con excesiva docilidad los postulados del liberalismo más brutal y ha sido incapaz de plantarle cara a la Iglesia española y sus privilegios. Menuda tarea le queda ahora a Rubalcaba, levantar en dos meses el voto socialista. Menos mal que siempre nos queda la esperanza.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

viernes, 23 de septiembre de 2011

No habrá referéndum.

No habrá referéndum. La última reforma constitucional, que sacraliza el límite del déficit en la norma fundamental, no será avalada por todos los españoles. La disciplina del voto de los grandes partidos PSOE, PP y CIU la hace fracasar. Las 150.00 firmas de ciudadanos recogidas en la página web #yoquierovotar, no importan. Las firmas de diputados y senadores para respaldar la consulta se presentaron ayer jueves en el Congreso, faltaba el PNV que hoy las cumplimentará. El plazo para forzar la celebración de un referéndum acababa el 22 de septiembre, 15 días después de ser sancionada la reforma el 7 de septiembre por el Senado. Sólo 18 diputados de los 35 necesarios firmaron, también hubieran bastado 26 senadores para forzar la consulta, pero sólo la suscribieron 11. No había 35 diputados o 26 senadores valientes, entre los 350 y los 260 parlamentarios, que permitieran decidir a los ciudadanos en referéndum esa impresentable reforma constitucional. Reforma basada en una tesis neoliberal que antepone los bancos a las personas y el pago de la deuda a las políticas sociales o a derechos básicos como sanidad y educación. Los parlamentarios de esta legislatura acabada habrán hecho mucho parlamentarismo, pero poca democracia participativa. Porque esta reforma exprés de la Constitución, aprobada por mayoría pero a espalda de los ciudadanos, era innecesaria, inconveniente e inútil. Qué pérdida de soberanía para nada. Así nos va.
María José Jiménez Izquierdo

jueves, 22 de septiembre de 2011

Abrir la democracia: Yo avalo.

En enero de este año, los partidos mayoritarios PSOE y PP pactaron una reforma de la Ley Electoral. Ahora, los partidos, federaciones o coaliciones, que carecen de representación parlamentaria, necesitan la firma de al menos el 0,1% de los electores inscritos en el censo de cada circunscripción para poder presentarse en la siguiente convocatoria electoral. Si quieren concurrir en todo el territorio nacional necesitan 35.000 avales. Ambos partidos justificaban dicha reforma señalando que con la ley anterior se presentaban grupos o individuos que no aportaban nada al proceso electoral, porque eran elementos coloristas o folclóricos y/o defendían intereses espurios o ilegítimos. Si sólo elimináramos de la contienda electoral a estos grupos corruptos e indeseables (el G.I.L. o la Unión Cordobesa del Sandokan), podría entenderlo. Pero la realidad es que con esta reforma sacan del juego político, no sólo a partidos extra-parlamentarios, sino también a otros que fueron parlamentarios, aunque minoritarios, como el Partido Andalucista. Partido que llegó a tener siete diputados en la legislatura de 1979/1982 y cuya presencia, como la de otros, es necesaria para garantizar el máximo pluralismo político. Estos partidos con su representación concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumentos fundamentales para la participación política… (Artículo 6, de la C.E.) La Junta Electoral se ha manifestado ya sobre este asunto, ha dado veinte días a partir de la convocatoria de las elecciones generales, el 27 de septiembre, para que los grupos extraparlamentarios recaben los avales necesarios. Estos avales habrán de confirmarse rellenando un impreso o mediante DNI electrónico, sin necesidad de pasar por el notario. Y sólo se puede avalar una candidatura por persona. Pero, por qué un solo aval por persona, sino se trata del voto y con ello se dificulta el derecho de los ciudadanos a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal  (artículo 23, de la C.E.). Pero, por qué no podemos avalar a más de un partido,  si nuestro deseo como demócratas es que se pueda presentar todo el que quiera y pueda. Que oportunidad perdida de los partidos parlamentarios para hacer un cambio auténtico de la legislación electoral acorde con la demanda de la ciudadanía. Y ahora, qué podemos hacer si queremos cambiar las cosas y tener el máximo posible de pluralismo político. Pues, aconsejo entrar en http://yoavalo.org y avalar a los partidos minoritarios o extraparlamentarios que se presenten por tu provincia. ¡Ojo que no es votar! Es abrir más nuestra democracia  
María José Jiménez Izquierdo y Ángel Luis Jiménez Rodriguez

sábado, 17 de septiembre de 2011

¿Recortes o impuestos?

Hubo un tiempo en que la derecha y la izquierda estaban separadas por una frontera intransitable. Había dos formas radicalmente opuestas de ser, de pensar y de actuar. Ambas posiciones fueron evolucionando hacia zonas ideológicas más templadas o difusas debido a que la izquierda fue asumiendo el progreso capitalista y la derecha abrió su mente a valores sociales. Esta nueva situación permitió  que el espacio político se repartiera de forma civilizada. Esto ocurrió con la bonanza económica, ahora las cosas han cambiado mucho con la crisis, sobre todo en la forma de enfrentarnos a los problemas reales y en la defensa de los intereses mayoritarios y minotarios. Un indicador de esas diferencias está en cómo debe ingresar y gastar el Estado. Y cómo y dónde se hacen los ajustes o recortes en los casos de incremento de la deuda o de aumento del déficit, sabiendo que la mayoría del gasto público es gasto social. Las recetas del PP, pese a que Mariano Rajoy pretenda esconderlas, se están probando en las comunidades que gobiernan después de las elecciones del 22-M: menos maestros, menos sanidad y medicamentos, menos personal interino, menos ayuda a la dependencia, privatización de servicios públicos y eliminación de los órganos de control. Y, por supuesto, reducir la presión fiscal de las personas físicas y jurídicas con mayores ingresos. Dicen que recaudaran más, bajando impuestos, pero quién se lo cree. Alfredo Pérez Rubalcaba, por el contrario, cree que la fiscalidad es el terreno propicio para que sus propuestas conecten con los postulados tradicionales de la izquierda. Aumentará los tipos de los tributos directos que gravan de manera progresiva la riqueza (rentas del capital, patrimonio, etcétera) y, sobre todo, mejorará la lucha contra el fraude, vía por la que en el último ejercicio se recaudaron 10.000 millones de euros. Su objetivo está claro, lograr un Estado del bienestar robustecido y bien financiado. Lo que resulta evidente, dada la situación de crisis económica y las exigencias europeas, es que gobierne el partido que gobierne, sea el que sea, tendrá que subir los impuestos después de las elecciones del 20-N. Por eso, no debemos creer las mentiras del PP en este periodo preelectoral, aunque digan que con ellos no habrá subida de impuestos ni recortes sociales, porque son medidas contradictorias e imposibles. El debate de estas elecciones entre Rajoy y Rubalcaba debe plantearse en la confrontación de las ideas y en la elección entre recortes o impuestos, pero de verdad y sin mentiras. Porque confrontar y debatir estas medidas es una exigencia democrática. Los ciudadanos deberían conocer quién rechaza obtener ingresos adicionales y, sin embargo, decreta recortes sociales, y quién no. Y, sobre todo, para dejar muy claro al ciudadano, que va a votar, de qué lado está uno y otro candidato.
María José Jiménez Izquierdo y Ángel Luis Jiménez Rodriguez

jueves, 15 de septiembre de 2011

¿Eje central o mediterráneo?

En el PP existe un enfrentamiento por priorizar el eje ferroviario del mediterráneo (Algeciras-Paris, a través de la costa mediterránea) sobre el eje central (Algeciras-Madrid-Paris) entre las Comunidades que gobiernan desde el 22-M. La Comisión Europea designó en 2003 el eje central como prioritario, pero en el mes de Octubre puede aceptar la petición del Gobierno español de incluir el eje mediterráneo en el listado de infraestructuras fundamentales europeas. También cabe la posibilidad de que no se hagan ninguna de las dos por la situación económica en la que vivimos. Y es que el puerto de Algeciras, primer puerto español, no puede esperar más tiempo esa infraestructura ferroviaria que nos una de forma rápida a Europa. Andalucía por esa razón ya había apostado por el eje central, aunque ahora dice que los dos son compatibles. Pero, dónde están los dineros. Esta semana será clave para que el ministerio de Fomento, que se reúne con los barones del PP, lleve la propuesta definitiva del Gobierno español a la reunión de la Comisión Europea en los primeros días de Octubre. Aquí no se debate el origen y destino de un eje ferroviario a nivel europeo, sino de un eje económico que afectará a un territorio en sus distintas escalas, urbanas, provinciales y regionales. El territorio donde se generan las actividades económicas no es neutro, sino que sus características influyen directamente y de forma sustancial en estas actividades. Los lugares donde se hacen y pasan estas infraestructuras ferroviarias atraen más capital humano y con él más creatividad y recursos. O, por el contrario, si no se hacen pueden ser expulsores de personas que por su talento y capacidades pudieran generar más crecimiento económico y desarrollo del que tienen. Uno y otro territorio no serán iguales, ya que uno incrementará su riqueza, y el otro la empobrecerá. Así que surge la pregunta, qué es más efectivo y crea más riqueza colectiva seguir potenciando una infraestructura radiocéntrica, donde todo tiene que pasar por Madrid, aunque beneficie también a otras ciudades, o una infraestructura que, reconociendo sinergias y complementariedades entre sus distintas ciudades, potencie también las redes urbanas  y sus ejes económicos múltiples.  La respuesta en el mes de Octubre.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Necesitamos nuevas ideas.

El verano que se acaba no ha sido bueno, pero el otoño que comienza puede ser peor. Estamos padeciendo una nueva fase de “recesión dentro de la depresión” larga y profunda. Se ha gastado más de lo posible, sobre todo en ayudas a la banca, y nos hemos endeudado más de lo permisible, estimulando la economía real. Lo paradójico es que gastando menos y aplicando medidas de austeridad, política económica dominante, no hemos solucionado el problema, no ha servido para sacarnos de las dificultades. Estos días, se ha celebrado una reunión de 17 premios Nobel de Economía para debatir sobre la crisis. Maskin, el galardonado en 2007, refutó las medidas de austeridad afirmando que ese tipo de rigor “sólo provocaran lo peor”… “El riesgo de aplicar medidas de austeridad demasiado pronto es que paralicen la recuperación, haciendo que el problema del déficit sea aun mayor”. O como decía también, Krugman, premiado en el 2008, la austeridad multiplica los problemas que trata de arreglar. Entonces, qué podemos hacer. Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, urge a los “académicos de todo el mundo” a dirigir su atención y sus investigaciones a los grandes problemas globales que aquejan a nuestras sociedades. “Compartir ideas y resultados de investigaciones, puede ayudar a mejorar la situación que padecemos”, aseguró en una reunión de la asociación internacional de universidades. Y es que también nos hace falta un cambio de clima intelectual, pues el pensamiento ortodoxo tiene atenazado a los académicos, a los intelectuales de buena parte del mundo occidental, sobre todo en el campo de la economía y de las ciencias sociales. Ahora, nuestra sociedad necesita, con más urgencia que nunca, economistas como Maskin o Krugman dispuestos a discrepar y capaces de defender estos análisis discrepantes, ya que no se asustan ante la posibilidad de ser expulsados de la “norma”. Cuando la sociedad atraviesa crisis como la actual con altísimos costes humanos, los discrepantes o disidentes son los que ayudan a cambiar los enfoques de los problemas, los  que analizan y experimentan nuevos caminos, los que consiguen, en algunas ocasiones, deshacer el engrudo académico que tiene paralizado a sus colegas, incapaces de reaccionar ante la realidad. En algunos países parece que intentan sacudirse esa situación. El departamento de ciencias políticas del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) mantiene un ciclo llamado “Las ideas importan”. Le han pedido a uno de sus pocos disidentes vivos, Noam Chonski, que les refresque con su habitual virulencia la idea de cuál debe ser el papel de un intelectual en época de crisis. Y la BBC, en conferencias radiadas, cuenta con el filósofo británico John Gray, compartiendo sugerencias y creando polémicas. Hace unos días, animaba a sus colegas a despertar de su cómodo apalancamiento y escuchar a los nuevos y viejos disidentes, por si hubiera algo a tener en cuenta en su mensaje o algo que aprender de ellos. En España, en plena campaña preelectoral, cualquiera que preste atención notará que, por primera vez en años, muchos quieren oír ideas. Hoy, según el MIT y los indignados del 15-M, las ideas importan más que nunca, sobre todo, las ideas de los disidentes y discrepantes porque pueden ayudar a salir del profundo pozo en el que nos encontramos.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

sábado, 10 de septiembre de 2011

Las teorías de la conspiración.

Diez años después de los atentados del 11-S, la vida se ha ido normalizando poco a poco en Nueva York, aunque no para las familias que lo sufrieron. Pero, sobre este hecho, muchos estadounidenses siguen creyendo todavía en las diversas teorías de la conspiración. Igual ocurre en España siete años después de los atentados del 11-M en Madrid. En los medios de comunicación de los dos países se siguen publicando trabajos, reportajes, entrevistas y hasta libros sobre las teorías de la conspiración de estos atentados terroristas. Los expertos dicen que estas teorías se hacen populares después de acontecimientos traumáticos como los ocurridos en Nueva York y Madrid. Y esto sucede porque, como las religiones, son explicaciones del mal y florecen en el periodo posterior a acontecimientos como guerras, crisis, asesinatos y, sobre todo, atentados terroristas que hayan causado muerte y destrucción. Pero para los amantes de las teorías de la conspiración nada está claro y siempre falta ese dato definitivo, llevan su desconfianza a límites absurdos. No creen ninguna versión que no sea la suya, dudan de la versión judicial y no aceptan para nada la versión oficial. Al final llevan tan lejos sus teorías que les conducen a un mundo de fantasía o de engaño que nadie cree. Y medios como El Mundo, la Cope y el diario en línea Libertad Digital incompresiblemente las defienden. ¿Por qué? En la sentencia dictada por el juez Gómez Bermúdez, tras el juicio del 11-M, definía el método utilizado por los defensores de la teoría de la conspiración “Se aísla un dato y se pretende dar la falsa impresión de que cualquier conclusión pende exclusivamente de él, obviando así la obligación de la valoración conjunta de los datos o pruebas que permitan, mediante el razonamiento, llegar a una conclusión según las reglas de la lógica y de la experiencia”. No puede estar más claro, pero surge la pregunta, ¿a quién beneficia mantener esa teoría de la conspiración o de la confusión?

María José Jiménez Izquierdo y Ángel Luis Jiménez Rodriguez

viernes, 9 de septiembre de 2011

La mentira como método.

“Ataque de euforia del PP” o “El PP se crece y promete crear 3,5 millones de empleo” son titulares de la prensa en el día de ayer, después de la rueda de prensa del vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, que aseguraba “el gobierno del PP aspira a crear tres millones y medio de puestos de trabajo, sin subir impuestos”. Puestos a prometer, ¿por qué no cinco millones y acabamos de una vez por todas con el desempleo? González Pons precisa que para alcanzar esa meta serán necesarios “un millón de empresarios”. De dónde los sacará, no lo aclara. Ningún Gobierno en la historia de nuestra democracia –ni en ciclos de bonanza económica- ha logrado crear tantos empleos en cuatro años. No sé si esta será la mayor mentira de la precampaña electoral, una bravata más o una tomadura de pelo de las que nos tiene acostumbrado el señor González Pons. Tampoco sé si el PP con estas promesas que no se pueden cumplir, estas ilusiones vanas, quieren alejar a la gente del proceso electoral y de ir votar, al sentirse engañadas por los políticos y sus partidos. Saben que prometen cosas que no pueden ser y que, además, como decía el Gallo, son imposibles. La cosa se está poniendo tan poco creíble que los ciudadanos vamos a tener que exigirles a los políticos en sus programas electorales cosas concretas, que digan cómo piensan financiar sus promesas, cómo las van a hacer, con qué medios cuentan y cuál será su plazo de realización. Sin embargo, Rubalcaba ha informado que espera obtener la financiación para sufragar su programa de empleo por valor de 2.500 millones de un nuevo impuesto sobre los grandes patrimonios por valor de 1400 millones y una tasa especial a los bancos de 1.100 millones de euros. Y es que el PP tiene la mentira como método, mentira sobre mentira, he ahí la esencia del método. Porque sabe mejor que nosotros que hasta que no salgamos del peligro de recesión y comencemos a crecer económicamente no se creará empleo, ni en nuestro país, ni en Europa. Y así lo reconoce su responsable de Economía, Cristóbal Montoro, que advierte esta semana que no cabe esperar durante 2012 un aumento del empleo neto “significativo”, si no volvemos de nuevo a la senda del crecimiento. No entiendo nada. Ante estas contradicciones es normal que los ciudadanos quieran otra política y otros políticos que no mientan, ni insulten su inteligencia. Otra política con reglas claras y transparencia democrática. Los ciudadanos no estamos tontos, ni ciegos, aunque algunos políticos crean lo contrario, sino con los ojos abiertos y la mente lúcida para saber y conocer quién miente y quién dice la verdad. Y obviamente, obrar en consecuencia.

jueves, 8 de septiembre de 2011

El reto de Rubalcaba.

Una de las grandes diferencias entre la izquierda y la derecha está en cómo ingresa y gasta el Estado, sobre todo en educación y sanidad. Servicios imprescindibles y que deben ser necesariamente igualitarios en una democracia. Ahora con las encuestas anunciando una clara victoria electoral para el PP, posiblemente con mayoría, se ha abierto un debate en la derecha sobre estos servicios. Se están planteando si es el momento y la mejor oportunidad para revertir las contribuciones en educación y sanidad de los gobiernos de González y los avances en ciudadanía de Zapatero. De hecho, lo vemos todos los días en las Comunidades Autónomas con gobiernos de derecha salidos de las urnas del 22-M, sin importarles el desgaste político que conlleva. Esta ofensiva contra el Estado de bienestar la están realizando gracias al voto conseguido de la clase media, como sucede en Madrid y Valencia. Pero la clase media es una clase en movimiento y, por tanto, insegura. Busca la igualdad de oportunidades frente a las élites que han sido siempre el tapón a sus proyectos de mejora económica y movilidad vertical. Ahí tiene su oportunidad Rubalcaba. Debe poner un especial énfasis en ayudar a la clase media, que ya tiene también su legión de desfavorecidos, y utilizar también la política fiscal como cuña de separación entre los intereses de la clase media y la alta, que es la que siempre ha favorecido el PP. Lo explicaba hace unos días José L. Álvarez, doctor en Sociología por la Universidad de Harvard, en la cuarta página de El País, “El Partido Popular no es un partido popular. Es un partido elitista que jamás ha fomentado una medida que no favoreciese a la clase alta. Es popularista por necesidad, porque su clase de referencia es minoritaria. Y su bolsa de votos complementarios solo puede estar en la clase media. La clase obrera está demasiado lejos…, aunque la derecha, que no puede despreciar ningún voto, explota cuestiones como la inmigración, nacionalismo y terrorismo para capturar votos en la base socialista”. Y es que en este capitalismo que vivimos no hay mayorías naturales. Todas son artificiales, hay que construirlas y mantenerlas. Y todas las combinaciones para hacer gobierno pasan por la clase media. Recuperar parte de esa clase media es el reto que tiene el candidato Rubalcaba y su equipo electoral para el 20-N.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

lunes, 5 de septiembre de 2011

En defensa de la enseñanza pública.

Hoy, día 5 de septiembre, se ha iniciado el curso escolar en varias Comunidades Autónomas, y entre esta semana y la siguiente se hará en el resto de España. El número de alumnos de enseñanza del régimen general -7,8 millones de alumnos no universitarios- subirá de nuevo este año, según las previsiones del ministerio de Educación. Este curso se inicia con las movilizaciones sindicales, anunciadas en varias autonomías gobernadas por el PP, para protestar contra el aumento de la carga lectiva del profesorado. En Madrid han subido de 18 a 20 horas las horas lectivas del profesorado, en Castilla-La Mancha de 23 a 25 horas y en Galicia han pasado de 21 a 25 horas. Aunque sigan trabajando 37,5 horas semanales en total, ese aumento lectivo será a costa del tiempo que dedican a tutorías, atención a la diversidad, reuniones con padres, preparar clases y corregir exámenes. El aumento de las horas lectivas -dar más clases- de los docentes funcionarios en estas Comunidades supone prescindir de miles de contratados, unos 3.000 interinos en Madrid, más en Castilla-La Mancha. Eso sin hablar de las vacantes que han dejado las jubilaciones de este año que no han sido cubiertas o se han hecho con todo tipo de limitaciones. Recortar docentes a costa de subir horas lectivas sólo puede perjudicar a la enseñanza individualizada y la atención a los alumnos con necesidades especiales, dice el ministro de Educación Ángel Gabilondo. FE-CCOO calcula en 2.000 millones de euros los “recortes” presupuestarios previstos hasta el momento en la enseñanza pública de las Comunidades Autónomas. Y es que invertir en educación es caro, pero no invertir es carísimo. Pero lo más grave de esta situación es el mensaje que dirigentes del PP de Madrid y Castilla La Mancha, Esperanza Aguirre y María Dolores de Cospedal, lanzan sobre los profesores y su trabajo. Es para inquietar y disgustar a cualquiera. Los profesores con los recortes ya han demostrado su solidaridad cobrando menos, sin merma de tiempo ni de dedicación personal. No podemos culparlos por la situación de la enseñanza, cuando sabemos que es por falta de medios, recortes presupuestarios y otras circunstancias ajenas a los profesores. Este debería ser el momento de hacer un discurso de reconocimiento al profesorado y no poner en duda su dedicación y su entrega. Se lo merecen.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

domingo, 4 de septiembre de 2011

El superhéroe colectivo.

Tras el paréntesis de la visita papal, en el 15-M ha resurgido la lucha contra la entrega del Gobierno y Oposición al neoliberalismo que está vaciando de sentido la política. El 15-M está evolucionando a una especie de superhéroe colectivo -lo decía Juan José Millas en El País- que aparece allí donde está a punto de perpetrarse una injusticia o un atropello de derechos. En esta situación que vivimos, el pueblo necesitaba un héroe y, como no llegaba, decidió levantarse y salir a pelear contra lo que le preocupaba: las injusticias, el desempleo, las hipotecas, la pérdida de derechos, etc. Esa es la gran diferencia entre los indignados del 15-M y nuestros políticos. Los primeros nos hablan de problemas reales y los segundos de abstracciones como mercados, deudas o déficit en un discurso vacio que nadie cree. Esta semana, Vicens Navarro lo recordaba en la inauguración de la universidad en la calle del 15-M, cuyo lema es formar para transformar. “Sois mas importante de lo que creéis y tenéis más poder del que sois conscientes”, dijo. De hecho, la última muestra del Barómetro Continuo de Confianza Ciudadana revelaba que entre seis y ocho millones de ciudadanos dicen haber participado en el movimiento del 15-M. Y lo hicieron de modo intenso entre 800.000 y un millón y medio de personas. Un 67% de los movilizados se considera de izquierdas y un 20% de centro-izquierda. La voz de la democracia real se está haciendo oír con el movimiento del 15-M. Ante esta realidad: ¿Seguirán los Gobiernos y los Estados prefiriendo ganar la confianza de los mercados a costa de perder la de los ciudadanos? ¿Se transformará ese poder de la palabra y las manos abiertas del 15-M en votos a favor de la democracia y la continuidad del Estado de bienestar? La respuesta, el 20 de Noviembre.
María José Jiménez Izquierdo y Ángel Luis Jiménez Rodriguez